Semblanza de Catalina Mir (Conferencia centenario)

 


 En la fotografía con su marido Manuel Valero el día 1 de junio de 2023, celebrando el Centenario de la Fundación.

María José Gómez-Estévez Garay, abogada e investigadora de la figura de Catalina Mir.  Graduada en Derecho por la Universidad de Jaén, Abogada de profesión. Dedicó sus primeros años a la atención de los negocios de su padre, la Armería de José Gómez Estévez y el cortijo de su madre en Córdoba. Con inquietudes históricas ha profundizado en la historia de su familia y recientemente en la de Catalina Mir. Está casada y es madre de dos hijos.

Buenas tardes. Me siento muy honrada que se haya contado conmigo para explicar la biografía de una figura femenina tan adelantada a su época como fue Catalina Mir. Hay cosas consustancialmente unidas: no se puede hablar de Catalina Mir sin hablar de la Escuela del Niño Jesús de Praga, ni de la Escuela del Niño Jesús de Praga sin hablar de Catalina Mir.

Voy a hablar de los dos porque los dos forman un solo cuerpo. Las excelencias humanas son raras y, cuando aparece una persona de esta categoría hay que pararse para apreciar y aprender de un personaje fuera de serie para admirarlo y seguirlo. Fue grande para los que conocieron su vida y su obrar en todos los ámbitos humano y cristiano y en la trascendencia de su acción. Voy a exponer apresuradamente su persona, su gestión y su herencia. El 24 de diciembre de 1881 nace en Palma de Mallorca una deseada niña llamada Catalina Mir. Una niña que colma de alegría el matrimonio formado por Carmen Real y Francisco Mir Palmer. Era una conocida familia de la capital de las Islas Baleares que gozaba de una buena posición económica debido a la buena marcha de la empresa paterna y participaba activamente de los eventos sociales del momento. Además D. Francisco Mir Palmer recibe en herencia la casa de Son Buit, cercana al puerto de Palma, lugar donde transcurren felices los primeros años de la vida de la pequeña Catalina de muy niña, recibe una esmerada educación en Palma, acude a colegios de la zona y, ya más mayorcita se traslada a Barcelona, donde reside en el segundo piso del número 74 del Paseo de Gracia para continuar sus estudios. Da muestras de un gran talento, y sensibilidad. Pero no solamente recibe una exquisita educación, sino que es complementada con una esmerada formación religiosa que la ayudará con el devenir de los años en la toma de decisiones en su vida, en su comportamiento y criterios de conducta. Ya se va formando poco a poco la figura que veremos a continuación. Aunque se traslada a Barcelona, en verano regresa a su amada Palma de Mallorca, a su querida SonBuit. Va creciendo y desarrollándose en ella una mayor sensibilidad que más tarde se plasmará en sus escritos; tres libros que escribirá a lo largo de su vida. Memorias de un año triste, Relatos de Mallorca y Jaén y Cuadritos y recuerdos. Escritos de estilo elegante, sencillo y emotivo y en ocasiones algo nostálgico. En ellos se describe las estancias, los jardines, las estatuas, mobiliario o las vistas; así como sus paseos y pequeños acontecimientos del día. Catalina crece y, sus padres tienen una cierta inquietud por su salud.

En aquella época no es extraño que las familias acomodadas acudan en temporada de verano a balnearios a tomar las aguas para restablecerse. Y el matrimonio Mir Real acude con su hija Catalina al balneario de Zuázo (Álava) donde todo se resuelve positivamente. Y es allí, coincidiendo con la estancia de Catalina, en el año de 1906, cuando D. José de Bonilla y Jaén acude al mismo balneario de Zuázo. Es un joven apuesto, doctor en Derecho y empresario que proviene de Jaén. Allí comienzan las primeras conversaciones y encuentros de jóvenes que hacen que ambos se enamoren y comienzan a hablar de matrimonio. Incluso se conservan fotografías de aquel entonces. Los padres de Catalina son conformes con un noviazgo que culmina en boda. Así, contraen matrimonio con fecha 27 abril de 1908 a las 12 del mediodía en la Parroquia de la Purísima Concepción de Barcelona, iglesia gótica cercana a la llamada actualmente Plaza Urquinaona. El banquete de boda se celebra en el restaurante casa Prince de Barcelona, restaurante con decoración modernista, donde se celebraron banquetes de gala como el que se organizó para la visita de la hermana del rey Alfonso XII a Barcelona. Aún hoy se conserva el edificio. Y Catalina guarda con cariño el retal de seda donde aparece pintado a mano el menú y lugar de su banquete. Es, por tanto, a José de Bonilla y Jaén a quién le agradecemos que nos haya traído a Catalina a nuestra ciudad. Catalina se traslada con su esposo a Jaén, estableciendo como domicilio el de José de Bonilla, la casa- palacio de Cobaleda Nicuesa, colindante con la Catedral y vecina al barrio de la Alcantarilla. Una casa de trazado italiano, con clara influencia de Vandelvira en las figuras que sostienen los escudos de armas de la fachada. Dicho edificio conserva, aún hoy día, un oratorio barroco de 1701, donde Catalina, como mujer piadosa que era, oraba en un reclinatorio con sus iniciales grabadas. Así Catalina comienza una nueva andadura, en una población totalmente distinta a aquella en la que pasa su niñez y juventud. Pero su adaptación fue rápida e inicia una nueva etapa en la que se preocupa por las necesidades de los demás. Mientras Catalina reside en Jaén, sus padres continúan en Mallorca. La correspondencia es habitual entre ellos. En 1910 el padre de Catalina sufre un revés económico y la casa de Son Buit es subastada para hacer frente a las deudas. Catalina sufre ante la posible pérdida de su amada Son Buit, pero su esposo, acude al rescate y adquiere la casa. Con ello alivia el problema de su suegro y tiene con Catalina un detalle que ella nunca olvidará. José Bonilla le regala el lugar en que había tenido tantas vivencias felices. Tras su matrimonio, ven crecer poco a poco la familia y, son felices con la llegada de los hijos. Primero uno José Antonio, después otro Antonio, más tarde un tercero Francisco y, por último los gemelos Enrique y Federico. Todos ellos son varones. Catalina que disfruta con la crianza de sus hijos, con sus pequeños logros y avances. Es época también de hacer amistades en una ciudad nueva para ella. Y entabla amistad con distintos estamentos de la sociedad jienense, cultivando el trato con reuniones en su domicilio. Amistad que la favorecerá para el próximo desafío a emprender. Se esmera en la educación de sus hijos tanto académica como religiosa, e incluso musical, ya que hace aprender a cada uno de ellos un instrumento para poder disfrutar de una pequeña orquesta en casa. Sus hijos van creciendo en virtudes, trabajo y amor, buscando tener una buena cualificación profesional tan poco frecuente entonces. Pero el matrimonio Bonilla Mir, piensan que la formación y tener una buena cualificación profesional es imprescindible para todos sus hijos. El primogénito, José Antonio, se licencia en derecho y ejerce de abogado. Es historiador, genealogista. Es nombrado Presidente de la Diputación, cargo que ejerce durante varios años y es Procurador en Cortes. Asimismo es miembro fundador del Instituto de Estudios Jienenses. Antonio se convierte en Abogado del Estado con 26 años y muere al comenzar la guerra civil en el campo de batalla en agosto de 1936 ( en la resistencia de Mallorca e Ibiza tras el intento republicano de tomar estas dos islas). Francisco, el tercero es ingeniero agrónomo. Y los gemelos Federico y Enrique serán médico y arquitecto respectivamente. Pasa el tiempo. El lugar de ubicación de la casa, junto al barrio de la Alcantarilla, hace que Catalina se tope a diario con la pobreza. La Alcantarilla es un barrio de agricultores y hortelanos con una economía de subsistencia, situación en la que es difícil tener acceso a nuevas oportunidades. Puesto que para ella es vital la educación y formación humana y cultural que ayude a las familias a progresar, decide ayudar de esta manera a los niños de las familias del barrio vecino. Pero vuelve a surgir un nuevo obstáculo. Y es que estos niños comienzan a trabajar a la tierna edad de seis o siete años. Acuden al campo, donde transcurre la jornada laboral. Necesitan llevar un jornal a casa pues viven con lo imprescindible. Las familias dan poca importancia a la formación cuando lo más preciso es la alimentación, la subsistencia. Por estas circunstancias sus posibilidades de instrucción y educación son nulas. En aquella época sólo reciben instrucción reglada los niños con cierto nivel cultural y status económico, pues los colegios no eran gratuitos. Ella se enternece al recordar su infancia tan feliz y sus posibilidades de formación y, en un arranque, reúne a un grupo de amigas y les propone la idea de crear una escuela. Consigue entusiasmar a todas pero la que lleva el peso del proyecto va a ser Catalina. Así crea una escuela nocturna bajo la protección del Niño Jesús de Praga, un Niño que vele por los niños. La escuela del Niño Jesús de Praga nace en 1919 desde lo pequeño. Con un reducido grupo de niños en una cochera prestada de la calle Ancha y un solo maestro. Como todas las cosas buenas se extiende la voz y al final de curso ya cuentan con 4 maestros y un profesor de música y otro de dibujo y se trasladan al seminario antiguo. Con esta última asignatura de música se creó un coro que actuaba en veladas infantiles y en la velada del 23 de marzo, aniversario de la fundación de esta Escuela. Al final de curso se realizaba una entrega de premios. Estos premios consistían en la entrega de una medalla y prendas de vestir que tanta falta les hacía estos niños. Pero Catalina Mir no estaba sola. Había una Junta de Señoras, un Patronato que la ayudaban organizando las Primeras Comuniones, preparaban desayunos de chocolate y ochios e incluso arroz con leche, que ellas mismas cocinaban. Cada una participaba según sus posibilidades. S. Pedro Poveda, Pepita Segovia (fundadora de la Institución Teresiana) y el Canónigo lector de Jaén, D.Cristino Morrondo, animan a Catalina con este proyecto y el 23 de junio de 1921 se formaliza la constitución como Fundación Benéfico Docente de la Escuela del Niño Jesús de Praga, ante el Notario de Jaén, D. José Azpitarte y Sánchez, con el fin de escolarizar a los hijos de los trabajadores. Es una escuela gratuita y nocturna a la que acuden niños de siete a dieciocho años, después de su jornada laboral. En dicha escritura aparecen los criterios pedagógicos, el régimen de gobierno, nombramiento y renovación de cargos directivos… Catalina es la Presidenta y Elisa Gutiérrez de Bonilla y Teresa De Gregorio y Campos son la secretaria y tesorera respectivamente. E incluso se prevén las suplencias. Pero todo este proyecto necesita de inversiones y recursos. Se buscan colaboradores y se perfilan unas pequeñas aportaciones mensuales, junto con cantidades más superiores que son donadas también. Se dirigen a instituciones oficiales como el Ayuntamiento, Diputación, Gobierno Civil e incluso el Ministerio de Educación para solicitar subvenciones. Y nos preguntamos: ¿qué particularidad vemos en este proyecto? Pues que la enseñanza obligatoria no comienza hasta 1970, con lo que Catalina fue una adelantada a su tiempo nada más y nada menos que 50 años. No existía, que se sepa, nada parecido en aquella época. Con la Guerra Civil la Escuela es tomada por el bando republicano, sigue funcionando, aunque durante este tiempo no está en manos de Catalina. Tras la finalización del conflicto, ella retoma las actividades. Con la guerra se pierde documentación donde constan las mujeres que la ayudan, pero Catalina, con su buena memoria deja constancia escrita de todas las mujeres que la han ayudado en esa época. Así con el paso de los años se plantea que la Escuela tenga su propio local y se decide comprar la casa sita en Ejido de la Alcantarilla número 12, casa que necesita remodelación para adecuarla como escuela. Para ello se precisan fondos y deciden sortear un mantón de Manila para cuyo sorteo vendieron 4000 papeletas al precio de 1 pta. También se organizaron espectáculos y sesiones de cine en el Teatro Cervantes con preámbulo de canciones y danzas. Todo supervisado por Catalina Mir Dado que en 1957 el local se ve insuficiente se decide comprar el local contiguo y D.José Bonilla la adquiere por 57000 pesetas para donarla a la fundación. Los locales no utilizados se alquilaron con lo que se obtuvieron nuevos ingresos que repercutían en mejoras de la Escuela. A los niños Se les enseñaba Gramática, Matemáticas, Dibujo y Música, e incluso media hora de lecciones catequéticas con textos sencillos preparado por la misma Catalina, un folleto de seis lecciones básicas, y de los que se hicieron varias ediciones la primera en 1921. Catalina también programaba la organización y desarrollo de las clases y ejercicios de doctrina católica. Catalina, mujer cuidadosa con toda la documentación de la Escuela, la guardó y mucha de ella, se conserva hasta hoy. Se conservan: actas de reuniones, relación de colaboradores económicos, escrituras de constitución, de compra, relación de alumnos premiados cada año, cuentas anuales formalizadas, … Así como fotografías cuando era muy reciente la popularización de este arte…. Catalina fue una mujer de una importante espiritualidad, con una fe sólida que ponía en práctica en su vivir diario y en sus iniciativas por la educación con la fundación de la Escuela. De su amistad con San Pedro Poveda se acerca a la fundación de las Marías de los Sagrarios, impulsada por San Manuel González, obispo de Málaga. También era terciaria franciscana. Con los años Catalina, viendo que su edad avanza se preocupa por el devenir de la Escuela e incorpora al Patronato a las esposas de sus hijos e incluso a sus propios hijos. Principalmente asumió la responsabilidad, su hijo mayor José Antonio. Fallece en Jaén el 14 de julio de 1961 y está enterrada en el panteón familiar del cementerio de San Eufrasio. El fallecimiento de Catalina Mir no supuso la interrupción de esta Escuela, pues fue sostenida por sus hijos. Una escuela con más de cuarenta años de vida. El cambio de las condiciones sociales y económicas favoreció la adaptación a los tiempos de la Escuela, conservando su espíritu originario. Se actualizaron sus estatutos, se cambió su denominación social y, actualmente pervive como Fundación Catalina Mir, que promueve actividades de carácter asistencial y formativo a favor de la familia y la juventud conforme a los valores cristianos. Así doy fin a la biografía de una mujer con un espíritu emprendedor adelantado a su época que no se arredró ante las dificultades y supo levantar y sostener de la nada un proyecto altruista e inusitado, nacido desde la fe y la generosidad. Que supo dar ejemplo a todos las generaciones de mujeres que hemos llegado con posterioridad.

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