Epistolario de Catalina






 Epistolario de Catalina

 

Se conservan muchas cartas, más de un centenar.

En una primera clasificación aparece un grupo de cartas de su infancia, que alcanzan hasta 1906.Las llama “cartas de recuerdos”. Destaca entre las de los primeros años  (1903) la preocupación por la salud. Catalina (tiene entonces 12 años) padeció una bronquitis que no resultó fácil de curar. En toda esta etapa son los tíos de los padres los que tienen el protagonismo en la correspondencia. Como dato curioso aparece en una carta de Bárbara, la tía de Francisco Mir (padre de Catalina), de 1904, la inquietud por una guerra europea: ”Están llegando tropas a la isla de Palma y parece que van a llegar más”. Añade también que corren rumores de que España ha vendido la isla a Inglaterra. Ella acaba acudiendo a la oración para que recuperar la paz personal y la no guerra.

Un segundo grupo lo forman las datadas desde 1909 hasta 1933. Es un periodo de madurez. Suceden muchas cosas, las principales el casamiento, el traslado a Jaén y el nacimiento de los hijos, así como la puesta en marcha de la Escuela.

Otro pequeño grupo lo forman las cartas escritas entre 1933 y 1940. Tiempos de guerra y sus preámbulos. Pero las noticias a la contienda son prácticamente nulas. Hay un grupo de cartas de pésame recibidas con motivo de la muerte de su hijo Antonio en 1936 en Palma.

Por último, las comprendidas entre 1940 y 1959, de temática también variada. Catalina se dirige al Director General de Asuntos Eclesiásticos para proponerle levantar un monumento a la Inmaculada en Palma. El proyecto no sale adelante porque era primordial la reconstrucción de los templos destruidos en los años anteriores. Me llama la atención en una carta de felicitación de Navidad, que en la respuesta que escribe el Rector del seminario de Jaén, le pide que rece porque en el seminario dónde estudian cuatrocientos seminaristas.

Como detalles singulares citar las cartas de "luto", en las que los sobres y el papel se inscribían en un rectángulo negro. La otra es que en varias cartas la escritura es horizontal y se continúa después en dirección vertical, escribiendo sobre lo escrito. Creo recordar que las niñas, en el siglo pasado, aprendían a escribir así en los colegios de monjas, por motivos de ahorro de papel o por belleza o por singularidad.

También queda reflejado la sensibilidad de catalina al frío. Es un tema que se trata en las cartas, mantas, estufas, calefacción, etc.  Ella solía viajar siempre con una manta.


 

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