Texto para un breve vídeo (3 m) sobre Catalina


En la fotografía con su marido José de Bonilla y Jaén


 


Un vídeo de 3 minutos de duración.

En este año 2023 celebramos el centenario de la Fundación Catalina Mir. Una mujer inteligente y adelantada a su tiempo que fue muy generosa con la ciudad de Jaén. Catalina Mir Real nace en Palma de Mallorca en 1881. Recibe una esmerada educación.

Su casa un, bonito palacete sobre la bahía, llamado Son Buit, es el marco que estimula su vena poética. A lo largo de su vida vuelve a Son Buit como atraída por unos hilos de nostalgia.

En 1906 estuvo en el balneario de Zuazo (Álava) y allí coincidió con su futuro esposo, José de Bonilla y Jaén. Es a él a quién agradecemos que nos haya traído a Catalina a nuestra ciudad.  

En Jaén nacen sus cinco hijos varones. Son tiempos dedicados a la casa y crianza de los niños, pero su inquietud social le lleva a abrirse a otras causas.

Catalina reside en el palacio Cobaleda-Nicuesa, vecino al barrio de la Alcantarilla. Advierte que los niños no están escolarizados y que, en cuanto pueden, ayudan al trabajo de sus padres. Estamos en 1918, faltan más de 50 años para que la enseñanza Primaria sea obligatoria en España y esas familias no pueden escolarizar a sus hijos.

En un arranque mueve a sus amigas y ponen en marcha una Escuela nocturna y gratuita para niños de 7 a 18 años. Inicia su andadura el 23 de marzo de 1919: es la Fundación Benéfico Docente Escuela del Niño Jesús de Praga.

Los alumnos pronto superan el centenar, hay contratados seis profesores, y la Escuela tiene carta de naturaleza en la ciudad.

Pero la formación trasciende de la Escuela por que celebran la entrega de los premios en locales de la Diputación y la coral actúa en los teatros.

Su legado, adaptado a los tiempos, se traduce en números gigantes. Una sala de estudio abierta los 365 días del años, un campamento de verano que sigue activo en todas las estaciones, etc.. Además hay un flujo continuo de jóvenes formados para llevar a la sociedad un trabajo bien acabado y las virtudes de la convivencia.

Catalina fallece en Jaén en 1961, después de más de 40 de impulsar esta iniciativa. En 1993, el Ayuntamiento le dedica una calle.

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