Los años de la guerra civil

 

En Palma, en un coche de caballos, Catalina aún soltera

Por su destacada posición social y sus convicciones religiosas, Catalina tuvo que abandonar Jaén y abandonar la Escuela. La Escuela siguió funcionando esos tres años, no con los mismos maestros, también católicos reconocidos, ni con el mimo que podían prestarles las Damas del Patronato, también ausentes, pero siguió viva, como un organismo de interés, para los dos bandos contendientes.

Al terminar la guerra y volver a la tarea, Catalina se queja del mal estado en que se encuentra la Escuela, como si no tuviera dueño. También se ha perdido gran parte de la documentación. Ella consiguió proteger lo que pudo salvar en última instancia, las escrituras de constitución de la Fundación y poco más.

En septiembre de 1939, empieza con nuevo brío y ya no lo dejará hasta el final de sus días.

En un primer momento se trasladó a Madrid, y poco después a Palma, dónde pasó el mayor tiempo de la contienda.

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